La vida no se trata de hacer grandes cosas.
La vida se trata, simplemente, de hacer cosas…
La vida no se trata de tesoros en una isla,
sino de vintenes en la vereda de una plaza.
La vida no se trata de éxitos, se trata de sonrisas.
La vida no se trata de mucho más que lo que ves;
no hay misterios escondidos,
no hay grandes promesas fuera de tu alcance.
La vida es lo que hagas de ella con tu mente, pues,
no se trata de amores eternos ni felices para siempre.
Con suerte se trata de acariciar el amor, así…
Tu vida no es un vasto mar que conquistar
ni es la cumbre de una montaña
o el final del camino.
Tu vida es el camino.
La playa donde creciste,
la ladera de una colina.
La vida, tu vida, es sencilla.
No busques explicaciones, no busques pretextos,
porque la felicidad no necesita explicaciones
y para estar aquí no necesitas pretextos.
La vida no es como te vean ni como te escuchen.
No se trata de billeteras infladas a noches de insomnio.
La vida, con suerte, es un billete
y es pan y es vino
en una calle perdida en el tiempo
en la madrugada.
Es un susurro… no un alarido.
Tu vida no se trata de luces, oro y fotos a colores
sino de atardeceres rojos
y memorias en blanco y negro.
La vida no se trata de lo que tú veas de ella,
ni tampoco se trata de lo que la vida vea de ti.
En cambio,
quizás,
algún día,
en un espejo roto, descubras,
que todo se trata
de los ojos que ven el reflejo
de tus propios ojos…
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