Soy Aries,
Aries soy…
Aunque recién te conozca
bienvenido a mi casa;
lo que ves es lo que soy,
de lo que tengo
doy.
-
Soy bicho de las montañas:
de subidas empinadas y bajadas
(bruscas bajadas),
pero por los valles
no voy, y solo,
-‘solo’ sin tilde-
contento estoy…
-
Soy perfeccionista
y es que
nací para escalar.
Entendelo,
no me gusta tropezar,
es verdad,
lo acepto.
-
En la cabeza: ¡un escudo!
Oh, ¡qué escudo testarudo!
Mis ideas; mías solas
en mi casa mando yo
y allá, afuera,
a veces,
si puedo,
también…
-
Paseo buscando escorpiones
entre las piedras sueltas
de las colinas
donde reino soberano;
escorpión-citas
rojas y brillantes
que me den trabajo,
que me quieran intimidar
y hacerme morir
de amor.
¡Que me sorprendan!
Si me amenazan
me gusta
Si me matan…
mejor.
-
Los otros bichos creen
que me gusta saltar más
que ellos, bichos,
o subir más
y dejarlos atrás.
¿No saben que a mí
me gusta saltar más
que el último salto que di,
subir más y más alto
que la última vez que subí?
-
¿Tan malo es,
estimados once colegas?
¿Tan difícil
de entender?
-
Y en el camino:
los Amigos.
Oh, los Amigos,
esos no pueden faltar
a la hora de cenar.
Pero soy exigente,
ah sí, no puedo
evitarlo, no lo consigo,
porque
valoro la lealtad
en la gente,
pero repudio el egoísmo.
-
Y qué cosa fea:
la hipocresía.
Y qué cosa deplorable:
la indiferencia.
Qué patético:
que me crean tonto
por como río
pienso o visto…
Mirá que yo río último,
pichón de paloma,
no te creas listo.
-
Soy sencillo y lector.
No nací para lo mediocre.
Ojalá.
-
¿Un paso certero?
Elogiame por mi buen trabajo
¿Un error que condeno?
criticame
sin tener una solución
mejor.
-
¿Te gusta?
Soy Aries
¿No te gusta?
Aries soy
¿Te sirve lo que digo?
¡Bienvenido!
¿No te sirvo?
Uy,
qué
mal…
-
Allá tú contigo.
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