(suena el teléfono)
- Hola, ¿hijo?
- Sí, papá, ¿Cómo andás?
- Bien, ¿dónde estás?
- En casa de un amigo.
- ¿Haciendo qué?
- Nada, charlando y escuchando un poco de música.
- O sea que haciendo nada… Es la tercera vez esta semana que no te encuentro en casa estudiando. Vos y yo vamos a tener que tener una seria charla hoy de noche.
(más tarde…)
- Sentate, hijo.
- ¿Qué hice ahora?
- Nada, simplemente me preocupa tu futuro. No veo que estés estudiando lo que corresponde. Ayer me llamó tu profesor de latín. Me dijo que te nota ausente.
- ¡Es que me resulta una materia tan inútil!
- Lo entiendo, pero es parte de tu formación profesional. Pensá que en poco y nada estarás yendo a la universidad, y probablemente tengas que conseguir un empleo. Yo trabajo todo el día, lo sé, pero es únicamente para que vos y tu hermana vivan de la mejor manera posible. Por ahí va la mano, ¿no? El trabajo y el estudio son elementales, y sin ellos no hay un futuro que prometa ninguna clase de recompensa. Ya te llegará el momento de escuchar música tanto como te gustaría, pero hay que tener claras las prioridades. ¿Me entendés? Te lo digo por tu bien…
- Sí, papá…
- Nihil sine labore...*
(*Nihil sine labore: locución latina que significa “nada sin esfuerzo”)
¿Y, si por esas cosas de la vida, la situación fuera al revés?
- Hola, ¿papá?
- Sí, hijo, ¿Cómo andás?
- Bien, ¿dónde estás?
- En la oficina.
- ¿Haciendo qué?
- Puf… Un montón de cosas. Estoy lleno de planillas y formularios por doquier.
- O sea que trabajando… Es la quinta vez esta semana que no te encuentro en casa disfrutando de tu tiempo. Vos y yo vamos a tener que tener una seria charla hoy de noche.
(más tarde…)
- Sentate, papá.
- ¿Qué hice ahora?
- Nada, simplemente me preocupa tu presente. No veo que estés disfrutando de la vida como corresponde. Ayer me llamó tu mejor amigo. Me dijo que hace mucho que no se ven.
- ¡Es que ando muy cansado!
- Lo entiendo, pero es parte de tu crecimiento personal. Pensá que en poco y nada los años irán marcando presencia, y probablemente no puedas moverte ni valerte por ti mismo como solías hacerlo. Yo río y canto todo el día, pero es únicamente para que vos y tu esposa aprendan con el ejemplo a aprovechar más cada día y ser un poco más felices. Por ahí va la mano, ¿no? La risa y los amigos son elementales, y sin ellos no hay presente que prometa ninguna clase de recompensa. Ya has estudiado y trabajado lo que correspondía, pero ahora hay que tener claras las prioridades. ¿Me entendés? Te lo digo por tu bien…
- Sí, hijo…
- Carpe diem, papá. Carpe diem…