Tocando una melodía, y por un leve descuido de la Razón, se me escapó el Pensamiento de la cárcel de los Protocolos y se fugó con el Alma a los campos de la Imaginación. Los Protocolos, principales inversores de la cárcel, ejecutaron a la Razón por su error imperdonable. Y en ese mismo instante se vieron obligados a suicidarse.
Al fin, el Pensamiento y el Alma corrieron libres en un abrazo fundido, anhelado por ambos, y prohibido desde tiempos inmemoriales. El Alma siempre fue acusada de herejía, quemada en la hoguera 365 veces, aunque siempre en el cuarto de día que quedaba milagrosamente volvía a resucitar. Por su parte, el Pensamiento llevó siempre una relación un tanto sadomasoquista con la Razón, que lo celaba desde lo íntimo, y lo ataba, lo amarraba al poste de los mellizos: la Rectitud y el Quédirán.
El Pensamiento y el Alma rodaron cuesta abajo por campos verdes durante tres días completos. Al cuarto día llegaron al puerto de la Locura, que ayudada de las hermanas Ganas logró convencer a los enamorados para que se tomaran el primer velero que zarpara con destino al puerto de la Eternidad.
A bordo del velero llamado Felicidad, el Alma sedujo al Pensamiento y le hizo el amor tantas veces como el Pensamiento le había hecho caso a las íntimas enemigas del Alma: las Palabras Necias. Lo hicieron 5 x 1010 veces, y cada vez con más ganas.
Y cada vez que terminaban, exhaustos, acostados sobre la proa mirando el cielo se ponían a contar estrellas. El Pensamiento le preguntaba al Alma si escaparse había sido lo correcto. Le confesaba al oído que extrañaba la seguridad de la Razón y la comodidad de la cárcel de los Protocolos.
Y el Alma lo miraba a los ojos y sonreía, y le aliviaba las dudas mientras le narraba anécdotas y confesaba verdades que sólo ella conocía: le contaba de sus escapadas nocturnas por las calles de la Melancolía, de todas las veces que la Nostalgia la había hecho llorar, y de cómo siempre la Esperanza la había consolado. Le contó acerca de la noche en que su exnovio, el Amor, le clavó un puñal por la espalda y, cuando creyó que moriría desangrada, una gran médica amiga, la Amistad, había logrado disminuir la hemorragia. Y el Pensamiento observó detenidamente, y vio como aún el Alma sangraba donde el Amor le había hecho la herida. El Alma tuvo que explicar que aún faltaba un tiempo para que las medicinas que la Amistad le había dado –el Consuelo, el Hombro y la Lealtad- lograran cicatrizar por completo. Y admitió que temía que la cicatriz nunca desapareciera del todo.
El Alma también le contó al Pensamiento que siempre lo había deseado, que había luchado varias veces porque la prefiriera a ella y no a la Razón, pero que todos sus intentos habían fallado, porque la Razón recibía gran ayuda de un espía extranjero: el Miedo. El Miedo, decía el Alma, había intentado mudarse a su casa varias veces, pero fueron tantas las veces que lo echó a patadas, que decidió este primero irse a vivir con la Razón, con quien había desarrollado una íntima relación de dependencia.
El Pensamiento, maravillado con la versión de los hechos del Alma, quiso saber más. Fue entonces que le pidió a su amante que le contara acerca de la Envidia. El Alma se estremeció.
Temo tener que admitir que la Envidia es mi hija, dijo el Alma. En aquel entonces andaba de novia con el Orgullo, y por un descuido nació la Envidia. No se suponía que las cosas salieran de ese modo, decía el Alma con lágrimas en los ojos. Y el Pensamiento confesó que algún tiempo atrás se había de alguna forma involucrado con la Envidia, pero le juró al Alma que ya la había olvidado, y justo en ese instante apareció en la proa del barco y bajo el cielo estampado de estrellas un viejecito de barba blanca apoyado en su bastón: era el Perdón. El Alma lo presentó a su amante, y le contó al Pensamiento cómo el Perdón le había salvado la vida el día que casi se ahoga en el Mar del Rencor. Lo presentó como el Perdón, el Sabio.
Cuando amanecía, mientras el Alma y el Pensamiento aún navegaban abrazados sobre el suelo de madera, en el velero de la Felicidad por el Mar de las Promesas, la comandante del barco, la Libertad, anunció que en breves instantes estarían arribando al puerto de la Eternidad. A pocos kilómetros de la costa ya se divisaban los Montes de las Utopías, y el Alma dejó caer una lágrima cuando los vio: son reales, le dijo el Alma al Pensamiento, ¡te dije que las Utopías eran reales! El Pensamiento se rehusaba a creer lo que veían sus ojos, pero cuando la Fe, que también iba a bordo del barco, le alcanzó un par de largavistas, no tuvo más remedio que admitir su error y disculparse por haber confiado en los Incrédulos. Inmediatamente, una señora que también viajaba a bordo, la Abundancia, invitó una ronda de Euforia para todos los pasajeros y tripulantes, y de aperitivo se sirvieron las Pequeñas Cosas de la Vida, que nunca faltaban a bordo del barco de la Felicidad.
Finalmente llegaron todos a destino, y cuando sin querer dejé de tocar la melodía, el Pensamiento fue capturado por los Realistas, que inmediatamente lo devolvieron a la cárcel de los Protocolos. Pero el panorama era distinto: los Protocolos habían por fin desaparecido, y pese a todos los pronósticos, la Razón se había salvado gracias al Corazón y a sus hijos, los Milagros, que pronto le curaron las heridas que le dejaron los balazos que cinco días atrás la habían acribillado. El Pensamiento vio que la Razón también había cambiado: se había vuelto más humilde gracias a la influencia de una buena amiga: la Autocrítica, que la había persuadido para que cambiara sus hábitos nocivos.
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El Alma, por su parte, se quedó en la Eternidad por los siglos de los siglos…
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Justo lo que le había recetado el doctor.
Amigo mio! sos un geniooooooooooo! me encantó!
ResponderEliminar(despues decis que mis poemas son lindos :S)
besos
Cabezon.... te mereces un aplauso.. y espero de corazon que la tengas clara.,.... que sepas que tamos para apoyarte con todo lo tuyo y mas que nada con esto.... dale para adelante con la poesia, prosa, cuentos y quien sabe que otro tipo de "porca miseria", siempre listo, tu pionerito.....
ResponderEliminarCuervo Blanco
Lo volví a leer y lo encontré más genial que la primera vez!!!!
ResponderEliminarNo sé si no es el que más me gustó...jeje (después del mio)
Super ingenioso, divertido y hasta profundo....
Por supuesto que me quedo con el Alma, el Pensamiento y todoooo...jeje
besote
Juan! qué precioso relato! Creativo, profundo, cautivante. Demoré en encontrar tu blog, pero valió absolutamente la pena. Escribis maravillosamente y si no te conociera diría que el que escribe es un señor mayor, tal la madurez de tu pensamiento. Felicitaciones y adelante!! Agradezco enormemente que me permitas compartir tu trabajo. Gracias!!!
ResponderEliminarQuiero pedirte permiso para publicar este relato en mi face. Lo permitís? Un beso grande.